Melancolía

Unos se van y otros vuelven. El verano ya casi se ha marchado y yo he vuelto, aunque con poco que explicar. Las vacaciones se me han pasado rapidísimas y estoy acorralada por la rutina del resto del año, que ya está a la vuelta de la esquina.

Tengo un nuevo libro entre mis manos, tras deborar Espejos de Galeano, me he hecho con La Doctrina del Shock, de Naomi Klein. Me está gustando bastante, aunque de momento me parece algo sensacionalista.

Cambiando de tema, en breve vuelvo a clase, a hacerme la estudiante.  Este año tengo una asignatura de derecho de la propiedad intelectual y estoy ansiosa por poner a raya a la SGAE y saber en qué límites legales se mueve.

Felices días post-veraniegos

Todo era una escusa para ponerla:

velocipeando 2

Hace algunos días que escribía con ilusión que me había comprado una bici y ya puedo reconocer que  he hecho algunos progresos.

Ya no me da miedo cruzarme con casi todo, sean abuelos, abuelas que tienen un imán sobrenatural para ponerse frente a la rueda delantera o mujeres embarazadas que tienen el mismo imán que las abuelas.

El otro día me dí un buen porrazo tras intentar esquivar a una chica que se colocó en medio del carril bici. A veces lo recuerdo y es como si hubiera sido colocada con una mano gigante justo en el momento que yo pasaba, cual peón de ajedrez. En lugar de frenar, intenté adelantarla sin tener en cuenta el bordillo de mi izquierda. Dí con toda la cara en el suelo y quedé más bonica …

También me quedé encerrada antes de ayer en un ascensor enano, con mi bici dentro. (Nos estamos haciendo muy buenas amigas).  Mira que Iván me avisó de que su ascensor era pequeño y de que no cabría, pero como me gusta tener la razón y me daba pereza subir dos pisos con ella a cuestas,  lo intenté y entró perfectamente y con toda facilidad.    Lo de salir … ya nos costó algo más.

Lo último ha sido esta mañana, cuando mi bici y yo hemos sido atacados por un cocker salvaje con un embudo gigante en la cabeza. Sí sí, un embudo de esos del revés, que se lo ponen los veterinarios a los perros para que no se rasquen. Sé que hay perros que tienen una estraña manía de ladrar a las bicicletas, supongo que se creen que queremos conquistar su territorio o vete a saber qué se les pasará por esa canina cabeza.

Continuará.

*

¡Campeones del Mundo!  Me quedo con Ramón.

velocipeando

¡Me he vuelto ciclista!

He adquirido una bici al más puro estilo holandés (con ruedas algo grandes para mi pequeño tamaño), pero que me tiene enamorada.  Estoy como un niño con un juguete nuevo. Voy a trabajar con ella, a dar paseos …  y disfruto como nunca.

Aunque lo mejor es que me olvidaré una temporada del metro embotellado y de ir como en una caja de sardinas por las mañanas. (Y esto ultimo no iba por los pobres madrileños). Cambiar todo eso por el fresquito a las 7 de la mañana  dándote en la cara mientras te deslizas por la diagonal, no tiene precio. Lo próximo que me gustaría hacer es ir a la playa con ella, aunque me da algo más de miedo, porque está  más lejos.  Pero bueno, poco a poco.

Felices y acalorados días veraniegos.

gruñerías

Llevo unos días con un gruñismo incesante. Me estaré pareciendo a Salinger, que en paz descanse, pero hay ciertas cosas que me resultan cansinas y me generan ganas de vomitar.

Tenemos una jodida clase política vergonzosa, cuanta falta de responsabilidad y de sentido común. Y aquí no se salvan ZP’s, ni CIU’s, ni PP’s ni ninguno. Necesitamos la política para resolver los problemas económicos, sin ella no llegaremos a ninguna parte. Necesitamos líderes honestos y sensatos, no sujetos que se enzarcen en discusiones absurdas. Las descalificaciones no llevan a ninguna parte, más que satisfacer a aquellos medios de comunicación sedientos de carnaza para mostrar al público, sin sentido alguno.

Para colmo, me da la impresión de que tenemos los líderes que nos merecemos.

Ya lo anunciaba Quino.

Feliz San Juan a todos.

Libreando

Eso de la vuelta al cole me ha motivado y he estado ojeando algunos libros que puedan interesarme, porque desde que leí El Mundo al Revés de Galeano, ninguno me ha enganchado de verdad. Además algunos son carísimos (sin poner en tela de juicio sus eruditos autores),  así que me veo dando vueltas para arriba y para abajo para encontrarlos por las bibliotecas. Tendré q recorrerme media Barcelona para encontrar algunos.

He descubierto Demasiados Abogados de Piero Calimandrei, en la que el catedrático de la Universidad de Florencia se mofa de la seriedad y el intelecto de los letrados italianos. También Opinión pública y justicia: la imagen de la justicia en la sociedad española de José Juan Toharia y El Show de sus señorías: antología de anécdotas parlamentarias de Luis Carandell, sin duda el que me parece más divertido y por el que voy a tener que recorrer más quilómetros, hasta el Pavelló de la República para encontrarlo.

Lo dicho, la cultura nunca sale gratuita. Siempre nos quedará eso de..